Hace algunos días se estrenó la
apuesta en unitario de Canal 13: Condicionados. Históricamente la productora
Pol – ka tiene acostumbrado al público a que en este género hace realizaciones
que escapan al formato de producción de tira diaria. Son productos orientados a
un target de clase media para arriba, culturalmente más formados. Ello se ve en
la calidad de los libretos, que son mucho más trabajados; en la dirección, en
las actuaciones… En la producción general.
Ejemplo de esto es Vulnerables, Para
Vestir Santos, Tratame bien y El Puntero. Estos unitarios también se
caracterizan porque sus elencos no están formados por actores que participan de
tiras diarias, sino por otros de prestigio en el ámbito del teatro, que
habitualmente no trabajan en la pantalla chica y sólo lo hacen cuando se trata
de proyectos que realmente les interesan. Julio Chavez, Alfredo Alcón y Cecilia
Roth son algunos de ellos.
En Condicionados, al menos en el
primer episodio, hay varias cosas que no funcionan.
Oscar Martinez interpreta al padre de
una familia en decadencia que se dedica a hacer películas pornográficas. Está
en crisis con su mujer, Soledad
Silveyra, que fue estrella en muchas de ellas. Sus dos hijos convivieron con
esta situación durante toda su infancia como si fuera algo común, y hoy día son
jóvenes adultos que ayudan a su padre a intentar sacar la empresa del pozo en
el cual parece estancada. A ellos se suma una hija de 11 años no reconocida del
protagonista, que va a vivir con ellos en ese contexto supuestamente normal.
La caricatura y falta de realidad
sobrevuelan la historia de forma continua, e intenta cruzar límites en los
cuales hay una frontera muy limitada entre querer captar la atención del
espectador y el “golpe bajo”. Los desnudos
y violencia verbal son constantes e innecesarios. Y si bien el programa está
puesto fuera del horario de protección al menor, hay escenas en las cuales
hasta un adulto puede sentirse golpeado. Como la escena bastante explícita a
modo flashback en la cual Soledad Silveyra está “actuando” para su marido, y
sus hijos pequeños la espían sonriendo. Y cuando ella los ve les dice “¡Vayan a
hacer la tarea!”.
Condicionados tiene muchos elementos
basados en la película Boogie Nights del año 1997, hasta en su estética y
gráfica. Se trata de una cinta de Paul Thomas Anderson, quien posteriormente
dirigió Magnolia. En ella se veía a
también a una “familia” que se dedicaba
al negocio de la pornografía, y posteriormente su decadencia. La película
estaba dividida en dos: una primera en la cual se mostraban los excesos y
atractivos de vivir en ese mundo, y luego todas las consecuencias y decadencias
que trae consigo dedicarse a una profesión llena de excesos.
Los personajes
pertenecían a este mundo pero eran creíbles, con la excelente Julianne Moore
haciendo el personaje que hoy quizás le corresponde a Silveyra. Pero el enfoque
estaba claro, y es lo que el público, aunque muchas veces no lo manifieste, es
lo que quiere ver: que las malas acciones tengan consecuencias. Y en Boogie
Nights uno sigue la evolución de sus personajes en modo cronológico, y cuando
pasan 15 o 20 años, se ven las consecuencias.
Hay quienes pueden dar una mirada más
banal al tema y decir que quienes se dedican a esa profesión también hacen una
forma de arte. Que se trata de la libertad de cada uno y que no debe ser
violada. Y la pornografía no es el
negocio “rosa” que quizás Condicionados muestra que fue en una un
momento. Es un una industria en la cual, si se ve desde lo ético, es un golpe
directo a los bajos instintos del ser humano, en el cual las personas y en
especial la mujer son llevados a un extremo de denigración en el cual parecen
animales. Y detrás de esa industria, hay otra más oscura que tiene que ver con
la explotación sexual ilegal de personas con necesidades, trata de blancas y
tráfico de estupefacientes. Eso se incrementa aún más en un país como la Argentina, en el cual hacer este tipo de películas es legal, pero no existen
regulaciones ni controles sobre el tema. Y si se leen las historias de quienes
se dedicaron a esta profesión, gran parte de ellos terminaron en suicidio,
internados en hospitales psiquiátricos, e incluso asesinados. Claramente no es
un negocio “rosa”.
Por ello todo lo que sobrevuela en
Condicionados es irreal, y el principal problema no es el tema sino el enfoque.
Las ficciones continuamente tratan temáticas negativas, desde el ángulo
negativos que les corresponde. Condicionados se mete en una temática oscura,
pero que aparece como normal y hasta positiva. El primer episodio finaliza con
una fiesta de los 30 años de esta productora, en la cual se hace un homenaje a
todo lo que se vivió en esas tres décadas. Y en el final se hace un cierre
copiado de la escena inolvidable de Cinema Paradiso.
En la original se veía a
su protagonista emocionado en una sala de cine, observando un clip de imágenes
de besos censurados en las películas que proyectaban en su niñez. Todo ello con
una música de Ennio Morricone. En Condicionados está Oscar Martinez frente a un
proyector, también conmovido, con la misma música y planos casi iguales a los
utilizados en la película de Giuseppe Tornatore; pero viendo imágenes
pornográficas de los “backstage” de sus películas. Cinema Paradiso cierra con
un homenaje al propio cine, el primer episodio de Condicionados parecería que
lo hace con un homenaje al cine porno. Y
el público Ibope habló: este primer episodio midió 15 puntos en su estreno, un
promedio bastante bajo para un estreno de Canal 13.
Por Juan Pablo Martínez Kolodziej
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