Hace años que ya no escandaliza la descarga ilegal de contenidos, como música, películas y series, de Internet. Por lo menos en Latinoamérica se ha vuelto un hábito tan normal, que el juicio de si está bien o mal casi pasó a segundo plano. Hoy en día no se trata tanto de si se le dan los créditos correspondientes al autor de las obras, sino de la comodidad de la audiencia, de la capacidad de consumir lo que uno quiera, cuando quiera.
Estamos cada vez menos dispuestos a esperar para poder comprar los DVD de nuestras series favoritas, y muchas veces ni siquiera vamos al cine para ver un estreno. La comodidad del hogar y la calidad de los contenidos descargados son lo suficientemente tentadores.
Cuevana nace en un contexto cultural como este, en el que no se acostumbra pagar por los contenidos en Internet. Se trata de un proyecto ideado y lanzado a fines de 2009 por tres amigos, oriundos de la provincia argentina de San Juan.
Tomás Escobar, el cerebro que ideó el sistema, se imaginó cómo sería si uno pudiera acceder a sus series favoritas en el momento en el en que salen al aire y no tener que esperar para poder descargarlas. Él y sus amigos llegaron a la conclusión de que lo que el usuario quiere es sobre todo practicidad y comodidad. La gran mayoría de la gente no descarga contenidos ilegalmente para luego venderlos, sino que persiguen el uso recreativo personal. Desde esta perspectiva, no habría razón por la cual llenar el disco duro con descargas pesadas que de todas formas serían borradas tarde o temprano.
Cuevana.tv es una plataforma que permite acceder a los contenidos en forma de streaming, o sea online, en la computadora y a través de dispositivos móviles. Esta idea, sumada a la excelente forma de concretarla, generó que hoy el sitio sea la opción número uno en películas y series online en Latinoamérica. Cuenta con un tráfico diario de medio millón de visitas, 250.000 espectadores registrados, y un incremento de usuarios de un 40 por ciento cada mes. El éxito de Cuevana en tan corto tiempo se debe a la fuerte difusión que tuvo y sigue teniendo en las redes sociales y el clásico boca en boca.
El proyecto Cuevana continúa viento en popa y sus creadores aseguran que su objetivo no es la generación de una enorme ganancia económica, sino el de brindar un servicio a la comunidad. Por ahora el sitio sólo se sostiene a través de la pauta publicitaria y la financiación privada.
La legalidad de este negocio no deja de ser un tema importante. En Cuevana.tv los contenidos no quedan almacenados, sólo se facilitan los enlaces a ellos, y en cuanto a esto en la Argentina hay un vacío legal que protege a sus creadores de las acusaciones por violación a los derechos de autor.
En el año y medio de su existencia Cuevana.tv se ha convertido en una comunidad, en una especie de red social de adictos a las series y películas. Cualquier usuario puede hacer recomendaciones, reclamos por fallas técnicas o solicitudes de nuevos contenidos. Además, a lo largo de la Argentina hay voluntarios que cooperan activamente con la subida de contenidos, el subtitulado y la verificación de la calidad en todo sentido. El sitio se ha vuelto cada vez más interactivo, hasta convertirse en una plataforma que permite a los usuarios intercambiar opiniones, críticas y rankings de películas y series.
Cuevana puede llegar a ser considerado como una especie de nuevo video club gratuito, pero la idea no es que los usuarios dejen de ir al cine. Por eso, a futuro, Tomás Escobar espera poder firmar acuerdos con las grandes cadenas de cine para generar beneficios mutuos. Como aseguró Escobar en una entrevista a la revista Rolling Stone en abril de este año: "Cuevana no es sólo ver videos, queremos darle más valor. Queremos hacer un acuerdo con los cines, para que el site tenga mayor difusión y trabaje en conjunto con ellos".
Por Yasmin Reddig
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